GENOCIDIO EN RWANDA: Los rwandeses se sienten decepcionados por el veredicto de la ONU

El fallo del lunes devuelve el asunto a la sala de primera instancia del tribunal con instrucciones para imponer una suspensión de los procedimientos. Eso probablemente significa que Félicien Kabuga, que tiene casi 90 años, nunca será procesado. Su juicio, que comenzó el año pasado en el Mecanismo Residual Internacional de los Tribunales Penales de La Haya, se detuvo en junio porque su demencia le impidió participar en el proceso.

Los jueces de apelación de la corte también rechazaron una propuesta para establecer un procedimiento alternativo que hubiera permitido escuchar pruebas pero sin la posibilidad de un veredicto.

El fiscal jefe de la corte de la ONU, Serge Brammertz, dijo que el fallo "debe ser respetado, incluso si el resultado es insatisfactorio".

Kabuga, que fue detenido en Francia en 2020 tras años prófugo de la justicia, está acusado de alentar y financiar la matanza masiva de la minoría tutsi de Ruanda. Su juicio se produjo casi tres décadas después de que la masacre de 100 días dejara 800.000 muertos.

Kabuga se ha declarado inocente de cargos que incluyen genocidio y persecución. Permanece bajo custodia en una unidad de detención de la ONU en La Haya, pero podría ser liberado como resultado del fallo del lunes.

"Creo que el mundo no es bueno para nosotros. Lo que nos importaba a los sobrevivientes después del arresto de Kabuga era al menos la justicia", dijo Francine Uwamariya, sobreviviente del genocidio, quien dice que perdió a toda su familia a manos de Kabuga. secuaces

"Mire, el juicio debería haber continuado incluso sin Kabuga. Él fue el planificador y financiador del genocidio. El tribunal parece estar del lado del asesino, cuando debería ser neutral", dijo Uwamariya .

El sentimiento de Uwamariya fue repetido por Naphatal Ahishakiye, otro sobreviviente del genocidio y secretario ejecutivo de Ibuka, una organización de sobrevivientes de Ruanda, quien dijo que había pruebas suficientes para condenar a Kabuga.

"Es extremadamente preocupante del lado de los sobrevivientes, que verán a Kabuga caminar libre. Los agraviados deben sentir justicia", dijo Ahishakiye.

Ibuka presentó un caso contra Kabuga en Kigali, solicitando permiso judicial para vender todas las propiedades de Kabuga para financiar reparaciones y ayudar a los sobrevivientes.

Brammertz expresó su solidaridad con las víctimas y sobrevivientes del genocidio.

“Han mantenido su fe en el proceso de justicia durante las últimas tres décadas. Sé que este resultado será angustioso y desalentador para ellos”, dijo. "Después de haber visitado Ruanda recientemente, escuché muy claramente lo importante que era que concluyera este juicio".

Brammertz dijo que su equipo de fiscales continuaría ayudando a Ruanda y otros países a buscar responsabilidad por los crímenes de genocidio y señaló el arresto en mayo de otro fugitivo, Fulgence Kayishema, como un ejemplo de que los sospechosos aún pueden enfrentar la justicia.

Kayishema fue acusado por un tribunal de la ONU por presuntamente organizar la masacre de más de 2.000 refugiados de etnia tutsi -hombres, mujeres y niños- en una iglesia católica el 15 de abril de 1994, durante los primeros días del genocidio. Se espera que sea juzgado en Ruanda.

Brammertz dijo que su oficina impulsará significativamente la asistencia al Fiscal General de Ruanda, "incluso a través de la provisión de nuestra evidencia y experiencia desarrollada, para garantizar que más fugitivos de genocidio sean juzgados por sus presuntos delitos".